Maria Teresa Aláez García

Te quiero, princesa.

 
Los trenes son vehículos que predisponen a los escritores para crear.

Al menos, así ocurre en mi caso.

Las personas que nos acompañan. Los paisajes que vemos por la ventanilla. El comportamiento de quienes están esperando en los andenes. La música en un momento determinado, en una parada concreta.

El tren permite pensar, relajar, leer, escribir, dejarse llevar....

Y además es difícil marearse.

En Alicante tenemos como medio de comunicación costera, el trenet. Un tren de vía estrecha. Conecta con la playa del Postiguet con un tranvía muy cómodo y moderno, el tranvía "blau" o azul, dado que tiene vistas a la playa y al mar, y llega hasta Campello donde se vuelve a convertir en tren. Ahí se realiza el transbordo.

Antes, la parada del trenet llegaba sólo hasta la Albufereta, un barrio alejado de Alicante, próximo a la ciudad de San Juan de Alicante, conocidísima por su enorme playa, su arena espumosa y su tranquilidad. La Albufereta es el barrio donde nació Alicante. Aquí se alojan las ruinas de Lucentum, el Alicante primitivo y el puerto romano por donde entraban todas las mercancías levantinas - por aquí y por la dársena o puerto de Cartagena -por donde se adquirieron conocimientos culturales, sociales, étnicos, etc...


En la parada de la Albufereta se encuentra la antigua estación oficial de Feve o Ferrocarril de vía estrecha, que continúa en funcionamiento. Detrás, la carretera o Camino de Villajoyosa - por cierto, la ciudad donde yo vivo - y unas montañas que aún no han sido aniquiladas por las urbanizaciones aunque sí ocupadas por centros comerciales. Al lado pasa un scalextric y la carretera general sube hacia tierras más montañosas. El paseo en coche o en tren por estas tierras da la impresión de estar en la cima del mundo y paseando por entre los picos más elevados de la tierra, con el cielo tan amplio y tan azul, que casi se toca con la mano, el sol y las nubes acompañando el viaje o paseo y el mar, enorme, inmenso, en la parte inferior, esperando a ser disfrutado o a convertirse en enorme monstruo cuando viene levante. El Mediterráneo tiene trastorno bipolar cuando sopla el viento de levante.

En una de esas montañas vírgenes, al lado del Alcampo, hay una pintada. Justo en medio de uno de los cortes que se han hecho al monte. Es difícilisimo acceder ahí, como no sea con cuerdas y con mucho cuidado, dado que la tierra está tan deseosa de agua que se cae a pedazos por la sequía y han colocado redes de precaución para que no haya accidentes al caer las piedras sobre los coches que circulan por debajo. La pintada apareció un dia, de repente. En color azul y bien grande. Allá, en medio del monte, cerca de su parte superior. No se sabe si fue producto del amor, de la emoción o de las drogas y las litronas, como dijo una pasajera uno de los días posteriores a la aparición de la pintada.

No se sabe quién lo hizo. El lugar tiene posición difícil como para llegar, coger los tubos de pintura y colocar aquello. Pero tuvo que existir un enorme sentimiento de cariño, de ternura y de joven valentía que animó a su autor a colocarla. A la vez que una posible despedida.

Por que la pintada se ve desde el tren, la carretera y desde el mar.

Es posible que la destinataria de aquellas letras tuviera que marcharse por alguno de estos medios. Y él, no quiso que ella la olvidara.

Cuando la descubrimos, unos sonreímos con ternura. Además, está colocada de tal modo que podía dirigirse a cualquiera que la esté leyendo. Da alegría al corazón, abre puertas a muchísimas historias y no falta quien se coge la mano cuando la descubre. No falta quien ha visto en ello un ultraje natural y social, una valentonada o, como expliqué antes, una casi sobre dosis etílica o heroinómana. Pero vamos, se puede descartar esta posibilidad.

Y las niñas jóvenes suspiran al leerla. Trae muchísimos recuerdos. Y no falta quien ha pensado y comentado: "¡Qué suerte ha tenido la receptora de tanto cariño, quién pudiera!" O quien la busque cuando vuelve hacia Alicante, por añoranza.

No la han borrado. La han dejado porque al menos, las autoridades han reconocido el mérito y la frase es bella. Hay quien dice que algo macarra o rockera, pero da igual, despierta bellos sentimientos y todos los que la leemos y nos conocemos, deseamos que esa historia de amor continúe y que si fue una despedida, ella, cuando vuelva a Alicante, no descuide en su memoria a aquel muchacho que, por un momento, fue su héroe y valedor y la amó hasta el punto de arriesgar su vida por dejar su mensaje en todo un monte para ella, para ella sola.

Así, al salir o entrar a la ciudad de Alicante, en una de las montañas que están a punto de arruinarse por el tiempo, la sequía, y las obras, la vida y el sentimiento se mantiene hasta que el ayuntamiento lo disponga. Y entre unos matorrales que han crecido enmarcando el lema, y siempre rubricado por los rayos solares, no falta una sonrisa al leer y descubrir, allá arriba, en lo alto....


"TE QUIERO, PRINCESA".

(C) María Teresa Aláez García.
(c) Música del enlace: Enya. Books of days. Live.

All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Maria Teresa Aláez García.
Published on e-Stories.org on 10/30/2006.

 
 

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