Carlos Mª Martorell de la Puente

Fue tan triste oírlo por la radio

Fue tan triste, oírlo por la radio, una mañana tan apacible, un día tan agradable, enterarse por la radio, tan cruel, mi estómago se revolcó, vomité las naranjas del desayuno. No, niño, no naciste nunca, nunca fuiste a la universidad. Fue tan triste aquella mañana tan apacible, te sellaron los labios, te abortaron, sí, por la radio, fue tan triste. Nunca te dieron a luz, nunca fuiste en bicicleta, nunca te besé, nunca tu madre te cobijó en su pecho, nunca te bautizaron. Ganaban los infelices sobre los desdichados, se echaban flores los desventurados, los miserables reían las bromas de los desgraciados, los desamparados echaban pestes de los arruinados, los funestos y los nefastos se enamoraron y los graves y los agudos y los condenados bailaban agarrados. No, niño, no naciste nunca, nunca fuiste a la universidad, te sellaron los labios, te cosieron la boca, te abortaron, aquella mañana tan plácida, tan agradable, mi estómago vomitó las naranjas, fue tan cruel enterarse por la radio. No, niño, no, nunca te besé. Nunca jugaste en el parque. Los desalmados ganaban a los sanguinarios, los crueles avanzaban con la pelota controlada pero los sádicos los superaron, los brutos y los inhumanos, las bestias y los salvajes firmaron la paz y los monstruos lloraron emocionados aquel pacto tan entrañable. Aquella mañana tan agradable con aquel sol formidable, fue todo tan sucio, tan cruel, vomité todas las naranjas, escuchaba la radio y mi estómago se revolvió. Los grotescos y los feos se maquillaron para reunirse con los malcarados y los fachosos. Los muy asquerosos sobaban las tetas de las repugnantes jorobadas. No, niño, es mejor así.
Y lloraban en el suelo
vendían sus pantalones
se volcaban en el vacío
vendían su camisa
el anillo de compromiso
pasearon desnudos por el metro
gritaban justicia
orinaban en las aceras
hacían chocar sus cabezas
se partían de la risa
se partían el alma
me gorreaban tabaco
cantaban el himno de la legión
se tiraban al tren
mataban por un café
te inquietaban
te soltaban un par de hostias
pandilla de maleducados!
te hacían llorar
te cagaban del miedo
te dejaban como un tonto
te saqueaban las monedas
lloraban desconsolados
dormían mucho mejor que tú 
consumían haichis 
insultaban al médico
plantaban cara al cuidador
vaya cojones que tenían 
saltaban el muro 
volvían  a entrar 
estaban en contención
se pasaron tres pueblos
vuelven rápido a la “garjola” 
da igual qué les mediquen 
da igual cómo los castiguen  
siempre recaían 
vendían sus zapatos
bailaban descalzos
consumían y no pagaban 
se tiraban de cabeza 
hacían parar el tren 
son unos ángeles benditos
son unos niños
los llevan por el camino de la amargura.
 ¿Y mi juventud? Mis mejores años consumidos, mi carrera, mis poemas en blanco, mis horas muertas, mi miedo, sintiéndome culpable, sintiéndome herido, y los amores que dejé pasar, y los libros que me robaron, mis pesadillas, mi sudor nocturno, los roedores perseverantes, las ratas en la pared, mis promesas falsas, mi sonrisa forzada, mis besos en el aire, mis caricias soñadas, todo el alcohol que quemé, mis intestinos, el tabaco, el humo, nadie me llama, camino solo, no tengo vivienda, todo es un experimento, otra broma, mi compañero yace muerto en su habitación, que dios acoja su alma.
 
Barcelona… el mar gris, el cemento gris, las olas contra los espigones, las tormentas de levante, los veleros del club náutico, las terrazas bien situadas, las consumiciones por las nubes, la prohibición de fumar, los carteristas siempre atentos, los turistas siempre distraídos, las bicicletas circulando anarquistas y temerarias, la vanguardia, los nacionalistas, la mujer que quiere ser la nueva alcalde, los taxistas patrullando, los mossos paseando, las urgencias de psiquiatría colapsadas, los teatros impecables, los musicales prometedores, la filmoteca llena de pensionistas, las ramblas siempre las ramblas, El Periódico, el Punt, L’Avui, los conservadores, los nacionalistas, los soberanistas, los independentistas, los federalistas, los pasteleros, los contemplativos, los patinadores, la tortilla de patatas, el liceo, el pan con tomate, cercanías y la línea de tren averiada, los niños con el patinete, los mayores con el scooter, como en el anuncio, mira, como en el anuncio, las calles mojadas, los domingos con depresión, la grúa se lleva tu coche, veinte minutos para aparcar, la radio alienada, la música importada, tu maleta perdida en el Prat, los pisos, los pisos, sinvergüenzas, la vivienda es una estafa, una obra en cada esquina, un chino cada dos, el pakistaní, la cola del supermercado, llevar a los niños al colegio, devolverlos a casa, veinte minutos de anuncios en la tele, casas ocupadas, jóvenes con los tejanos apretados, el culo como una olla a presión, jóvenes con los pantalones caídos, autobuses repletos frenando justo en el paso de cebra cuando cambia el semáforo, las líneas de metro llenas de viajeros sudando, los buhoneros vaciando los contenedores, las playas soleadas, los inmigrantes preocupados, la crisis que no se acaba, muchachas bonitas, mujeres elegantes, bares y más bares, los coches que parecen ambulancias, los bomberos ahora son maricas, la última pijada, lady ga-ga, el tibidabo, montjuïc, collserola, controla tu paraguas maleducada, las pensiones baratas, los jóvenes en los coches amándose en los miradores, los lobos solitarios, las lobas devoradoras, las cenas para solteros, todos delgados, bien vestidos, siguiendo la dieta de moda, todos correctos, todos felices, todos desesperados, esperando el fin de semana y descansar y dejar la ciudad y ver la nieve, acudiendo al gimnasio, operándose las tetas, hablando sin manos con el móvil, todos sólo leyendo los mismos tres libros recomendados, con un tono políticamente correcto, con el mismo artículo, las mismas palabras repetidas, la diagonal, la gran vía, el paral·lel, l´hospitalet, cornellà, sant adrià, Badalona, santa Coloma, sant andreu, el tranvía, el funicular, el café con leche…
 
En Barcelona se estrellan todos los cometas, las aceras y las calles se resienten, los motociclistas lo denuncian.
Sólo en Barcelona, las putas dibujan planes de jubilación.
En Barcelona la lluvia ácida lo convirtió todo en un meado de gato.
En Barcelona colisionan los astros más anhelados y producen fuegos artificiales y luego el cielo se llena de estrellitas y los maricones se ponen a bailar como desalmados.
Solo en Barcelona se debe fumar y beber con espíritu deportivo y coger el taxi que te lleva a la Barceloneta.
En Barcelona el calor y la humedad del verano te hace sudar como un cerdo atribulado y en la playa, en el mar, el salitre del mediterráneo endurece los testículos de los nadadores.
San Pancracio dijo lo mismo sobre Guadalajara y lo sacrificaron.  

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Published on e-Stories.org on 03/03/2011.

 
 

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