UN DIA DE DOLOR

La noche era obscura y siniestra, las nubes espesas y negras, la luna opaca y triste, las tinieblas reinan y los demonios claman su victoria.
 
 Los faraones recorren los campos victoriosos, los esclavos riegan los campos con lágrimas de amargura, los fariseos adoran becerros de oro, clamando vítores de orgía, que retumban en mi cabeza haciendo estragos de destrucción en mi alma.
 
Las tierras retumban y se desquebrajan conforme se posan las pisadas siniestras de la muerte, que a su paso va dejando desolación y llanto, que corre como río embravecido por los surcos de mi rostro dejando sendas de llagas cual lava candente derramada por mis ojos ya sin llanto que refresque mi dolor.
 
Mi cuerpo esta lleno de  dolor corroído por el pecado y avivado por la lujuria que brota de mis entrañas, cual blasfemia de estruendos y relámpagos, que fulmina todo aquello que se posa en mi presencia.
 
Cansado y abatido, postrado de rodillas sin carne que cubra los huesos desnudos, levanto la mirada de cuencas obscuras carentes de luz y clamo una plegaria por las causas perdidas, de esta humanidad siniestra de huesos retorcidos, que danzan mostrando sus miserias, al son que toca la flauta perdida.
 
                                                                                                                                                                                                              LM

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