Me llamo Daniel, tengo 14 años y os voy a contar la última cena de Navidad con mi familia.
Bueno era la noche de Navidad, se esperaba que toda mi familia viniera a cenar a casa.
Era el único día en que podiamos estar toda mi familia juntos.
Mi hermano David estudiaba en Polonia y solo venía en Navidad.
Mis tíos Andrea y Lucas vivían muy lejos de casa y solo podiamos juntarnos en fiestas.
Mis abuelos, mis abuelos eran muy mayores y los visitamos mucho, con ellos no hay ningún problema.
Tambíen estaba Ramón, ains Ramón ... era un roquero de la vida, solo sabiamos de él por las postales que enviaba de vez en cuando,
un día aquí otro allí ...
Bueno como os iba contando era la noche de Navidad, mi madre estaba muy extresada preparándolo todo para que saliera bien y
mi padre estaba intentando encender la chimenea. Yo fui a pasear un rato, porque a mí tanto extres me ponen de los nervios.
Cuando salí, vi a un gatito en una caja, estaba abandonado y con una patita rota.El gato tenía muchísimo frío y estaba muy delgado.
Decidí llevármelo, pero ... ¿Cómo le decía a mi madre lo del gatito con lo nerviosa que estaba?Pensé en llevármelo y decírselo al día siguiente cuando todo hubiera pasado.
Al llegar a casa, empezé a pensar una buena escusa para decirle a mi madre de lo que llevaba en el caja, pero no hizo falta, mi madre estaba tan nerviosa que nisiquiera se fijo en mí.
Y mi padre ... mi padre seguía intentando encender la chimenea.
Subí al ático y le preparé una buena cama de ropa vieja al gatito. Cuando terminé de darle leche y de jugar un rato con el gato, me llamó mi madre para que bajara a cenar.
Cuando llegé al salón, allí estaban todos.
Después de los besos y los saludos comenzamos a cenar.
Pero ... de repente mi madre sacó las gambas y mi gato saltó a la mesa. Olvidé cerrar la puerta del ático.
El gato se subió por toda la mesa y lo volcó todo.
Ramón era alérgico a los gatos, y se le hinchó la cara, mi madre se puso a chillar como una loca y a mi padre se le apagó la chimenea.
Todo se convirtió en un desastre.
Los únicos que parecían no darse cuenta de nada eran mis abuelos, que seguían comiendo como si nada hubiera pasado.
Ahora estoy en mi habitacíon escribiendo la pasada cena con mi familia, estoy castigado de por vida. Esta aquí conmigo "Navidad" el nombre que le puse a el gatito, culpable de todo el desatre.
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Published on e-Stories.org on 12/29/2010.
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