Hugo Rivera
Usanza
Usanza
El vaivén de la multitud me abruma quiere que caiga en su juego,
muévanse y alardeen lo que quieran, que yo me quedo quieto,
sigan con su estrés, sigan con sus costumbres, abrasen a su tedio
corran lo que quieran mientras sonrío y me quedo con su tiempo,
levanto pasiones, algunos besos y en ocasiones caricias que se les caen al suelo
esperando reclamaciones de sueños de algunos dueños.
Me siento en alguna banqueta, suspiro y se me va algún recuerdo
me pongo melancólico, triste, decepcionado por las actitudes del resto
Pero…
¿Por qué no cambiar la oficina por un verde intenso?
"Se me antoja llegar una hora tarde por desnudarte, desayunar tu tez café y volverte chocolate".
Te detendré en la puerta, y antes de que hables, te arrancaré el tiempo
le haré el amor a tus escusas, mancharas mi camisa con tu labial
y haré que tu única preocupación sea saber donde atacaré de nuevo,
maquilaré tus orgasmos poco a poco arando tu terreno
volviéndolo tibio, dócil, fértil, sembrando vida, placer y sentimiento.
Mañana es otro día, tú eres el encargado de que este valga la pena.
Llena tu escritorio de placeres, salte de lo común y experimenta.
Recuerda que más allá de lo terrenal existe el cielo con sus estrellas.
Recapacita, aquí tienes tu tiempo y pasiones que se te cayeron a la vuelta.
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Published on e-Stories.org on 08/09/2014.