No hay mujeres feas.
Hay hombres cuya miopía mental y poca personalidad les impide percibir la belleza enceguecidos por los cánones sociales y estándares o porque sólo pueden ver la oruga en su distorsionada visión y no la mariposa en la realidad.
Somos bendecidos aquellos que rompimos nuestras limitaciones y que aprendimos a disfrutar del vino sin prestarle demasiada atención al envase, que tarde o temprano se desmorona y se rompe.
Somos bendecidos aquellos que vemos primero al Ser Humano y luego, al hecho que ha nacido de un género determinado.
Somos bendecidos aquellos que entendemos que NADIE PERTENECE A NADIE, y que la mejor manera de seguir escuchando el canto de un pájaro es dejando la puerta de la jaula siempre abierta dándole la libertad que tiene por derecho divino.
Somos bendecidos aquellos que preferimos cortarnos la mano o la lengua antes de ejercer cualquier tipo de violencia física o sicológica contra aquellas personas que nos dieron la vida, que nos acompañan en tiempos difíciles y con quien podemos ser realmente nosotros, independientemente de la imagen que queramos proyectar de la puerta para afuera.
Somos bendecidos aquellos que podemos bajar los escudos y sentirnos débiles, llorar, estar tristes o enojados con la vida sabiendo que allá está nuestra compañera poniendo el hombro y finalmente:
Somos bendecidos aquellos que seguiremos vivos en otra persona y en los frutos que nuestro amor produzca, porque son la única riqueza verdadera que tenemos antes de volver a la eternidad…
Por todo esto: Gracias Señor por la mujer.
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Published on e-Stories.org on 04/05/2020.
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