SIRENA DEL DESIERTO
__Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ
Por una gota de sueño qué ha perdido la paciencia
en un grano de desierto... ¡No es justo desperdiciar
arena, arena, arena!. Ni la opulencia de la espuma
en su triunfante lozanía... ¡Canta la sirena!
Al fondo del comedor transitorio estaba escrito
bajo el tablero fosilizado un ángulo obscurecido
por la distancia, en el lento oscilar de un muelle
oleaje lanzado con desdén profundo. Y entre fúlgida
luz argenta recuerda fríamente los tres periodos:
Triásico, jurásico y cretácico en su biológica belleza.
Pero más aún en la riqueza de especies del mesozoico,
con equinoides, gastrópodos, malacostracanus, peces
óseos y repitles marinos... ¡Vaya, qué belleza era aquélla!
¡Vaya si era una gota!... ¡Qué gota!... Enorme y fuerte, tan húmedamente
suspendida tenía balanceando en el aire...¡Sí, en el aire!... A tres lagos,
una catarata y seis ríos...
¿De qué modo explicaría el orígen de ésto?... Dónde probablemente
estaban todos preocupados, pero nadie se detenía a prestarle atención.
Ella hablaba poco de sí, y sin duda hubiera callado sobre la piedra desintegrada
qué había dejado a punto de limitarla en su expansión.
Pues anteriormente se decía qué había existido algo similar en el antro de una
noche estelar, qué se adelgazaba a contraluz como el trino de lunas alegres.
Y más allá de una simple especie análoga, especulándose bajo el poder
reconstructor del oscilómetro general en el fuego abrasador de la fantasía mítica.
En épocas de cosechas nunca olvidaba hacer réplicas entre cánticos estridentes,
desde el principio repitiendo lo maravilloso de las leyendas tomadas demasiado
a la ligera y muchas olvidadas, cómo en esa producción semestral ancestral celestial...
En la superficie de la esfera una bella joven salía de la luz, al principio de no más de
diez centímetros, y al descender por la sombra se dilataba creciendo a su tamaño regular
humano...
¡Bueno, semihumano, hasta la cintura delgada y su cuello azulverdoso, oscilando al ritmo
de las olas marinas descritas en las leyendas de la tierra a tres siglos luz de distancia!.
Al mirar en torno suyo, todo le pareció sólo confusa niebla fosforescente, a veces parpadeante.
Ni siquiera la gota estaba ahí para orientarse, el dolor en las piernas aumentaba y tuvo
qué detenerse y descansar...
El suelo era pura arena movediza en la leyenda de la sirena del desierto, en la universalidad
del lenguaje mítico, en el mismo licor de la sabiduría naturalística, en el mismo orígen de
la sismología solar, en la memoria inmaterial de infinitas vías lácteas.
Y él... ¡Sí, él en ese quinto planeta sólo dudaba de sí mismo... Sudoroso en el desierto dormido !
___Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ
All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Joel Fortunato Reyes Pérez.
Published on e-Stories.org on 04/12/2013.
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