Joel Fortunato Reyes Pérez
ACAPARAMIENTO SIN REMEDIO... (Neosurrealista)
ACAPARAMIENTO SIN REMEDIO
(Neosurrealista)
Camina el camino, en un pequeño escorpión añejo,
y lo apuntalas a tu modo,
en el mundo, al despertar, con una pluma sin volar, con la tinta del pulpo.
Aunque lo hayan arrastrado las olas, y olvide del amor el humo sin pantaletas,
cuando el espejo sueña con ser una vela, y el barco un delfín arrulle con desprecio.
Aunque no sea más que una frágil mosca bajo una gota que huyó secándose,
en la trama que respira, escultor, el rechazo de la blandura.
Y el rojo en la esquina escriba de hojas a un cuaderno que lo ignora.
Nada del barro, estará ya en el pulgar que puede darle forma.
Ya eres la fantasiosa mesa debajo del ombligo que recorren todos los senderos,
del azúcar tan exacto,
y propicio a saturar, con sal, las islas encendidas,
porque le pidieron al bosque que lo nutrió, unos pantalones cortos,
con toda la belleza luchando por asirse al mecánico de los gases,
con la dignidad de un resto de materia.
¡Sí, de niño, el lápiz tenía una regla que estaba en un hielo,
con su árbol obediente!. Artista, escupe y esculpe, escucha los rumores
que vienen de la pálida mariposa por ese viejo rincón embriagado,
el corazón se tambalea, y al ver un último latido, se trepa al monte del caballo,
tan amarillo como el perfume que haya hecho caer el muro de la sombra,
y en la ribera sepulte las cumbres de silencio, con el ruido vano,
siendo la naranja del futuro en su botella, el eterno amigo
con invisible mano.
Este sorbo, se desnuda en calcetines por el sorbo de cualquier nada,
encendidos labios, piedra de caverna asustada, por la semilla
más secreta del hombre, porque no se lima el martillo,
o bien cincela al pincel que se sella en su sueño fluctuante.
En tanto, el cuerpo en pie, a veces perdona a la miel por ser dulce,
y del mundo conoce la medida, donde las balanzas despluman
los planes de nuestra mente,
y considera las minucias, que lo vuelven casi nada.
Mas el soplo deshecho,
su pena derrama galvanizado un espectro,
en el fondo salado de una rosa.
Con un telón de sedas, las arañas amarillas,
han esperado verlo después.
En una experiencia de la ambigüedad,
arriba del temprano lucero,
con una simple experiencia del silencio tendido sobre el mundo,
y una hoja de álamo inmensamente dulce, tanto cuanto puede.
Ya después, solo mirará lo que compró de las uñas.
Si solo viniera, menos azulado un poco de aire,
y corriera ese grillo.
Aunque el exterior nos permitiera aún ver claro,
el primer suspiro donde nos asfixiamos sin corbatas,
y un armario llorara en el automóvil.
Por eso, no dejaremos ni una coma, entre los acentos
en donde estaba antes la perversa gramática hecha un nudo.
Pero ahora su cabeza es de nieve, tan blanca, en el mar con fuego.
No intento resistir, por supuesto,
la calle está con agua y es un sueño
irónico y burlón, porque llega dispuesto,
antes de regresar y convencernos.
No, no habrá sirenas, los peces y las algas son enemigos
del esquivo orgasmo entre los muslos de la madera.
Tanto como un árbol ya no es en efecto, ni piel,
ni desea estar talando piedras en un saco de arena.
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Published on e-Stories.org on 10/15/2019.