“Probando a caminar
por la arena, desmarcando el rumbo dejado por el mar en la orilla. “
El mar se introduce
profundamente en la oscuridad acuñándose en el horizonte y se abre en dos
enormes setos perfilando el camino selenita que baila alegremente sobre su
traje de volantes. Venus lunar que cada
noche coquetea con tu ventana para que la mires y le regales una de tus
seductoras sonrisas.
Resulta tentador.
La playa se
encuentra bellísima en esta medianoche. Llena de luz, de encanto, de misterio,
de calma, de dulzura, de silencio, de paz, de soledad, de oscuridad, de
incógnitas, de palmeras, de arena, de mundos superpuestos, de humedad y de
huellas por doquier. De piedras, de testigos, de signos que gritan un mensaje
que nadie puede entender y que se destroza con la máquina excavadora para abrir
paso medi-terráneo en la orilla profanándola, bloqueándola y rellenando sus
heridas con más arena que no deja de ser algo virtual, algo finito, algo que
finamente va desapareciendo y viaja sólidamente en gotas de agua y de aire
mediante la brisa hasta los confines del planeta. En círculos, eternamente,
como eternas son las existencias de todos los seres del universo, cíclicas,
infinitas pero finitas en las distintas sucesiones… Y la playa vuelve a su ser,
el mar vuelve a dibujar su destino y los hombres siguen paseando su derrota
ante su muro invisible, deseando conquistar sus linderos.
Es tentador.
El camino se
presenta desde el mismo pie hasta lo desconocido. Hasta allí. Hasta donde
sueñas. Parece tan sencillo llegar. Con la fe suficiente, caminando sobre las aguas,
jugando a ser etérea y violando las reglas. No, no iré. No acudo a ningún lugar
sin pedir permiso y aún siendo así, no me atrevo. No puedo romper el
equilibrio, el trabajo conseguido en ti mismo durante tanto y tanto tiempo. No
es aconsejable, sano, bueno, provocar miedo y desasosiego, inseguridad,
desidia. Lo que sí haría, si pudiera, si supiera, sería dejar mis huellas sobre
la arena, desde mi camino hacia el tuyo y seria un mensaje silencioso de apoyo,
hasta esparcir las hojas de los olivos que crecen en la playa, en un recodo
como si el agua las hubiera abandonado con pena o en confidencia, que la sal
también sabe ser amiga y protectora. Y
los granos de arena, saben escribir mensajes en el fluido que los transporta y
los dejan grabados en los troncos de los árboles, en la vereda del aire, en la
rutina del polvo, en la semilla del nuevo día recién sembrado. Así, al despertar, tu alma sería luz, blanca, llenaría de verdor las pareces de tu cuarto y
desaparecería el pozo negro y mísero que la angustia desea instalar entre las
traiciones recogidas por tus recuerdos.
Es cuestión de
intentarlo.
En todos los muros
hay grietas. En todas las paredes hay desconchados y clavos. En todos los
paredones hay un límite, tanto superior como inferior y en todas las puertas y
accesos hay un punto flaco. Es necesario porque lo compacto es frágil y
quebradizo y necesita ser fabricado con un flanco que debe ser protegido,
normalmente un vano. Y hasta el material
más sólido posee un poro atómico que acaba por abrirse. No deja de ser de este
mundo, de esta realidad, así que no deja de ser finito.
Por tal razón,
antes de amanecer, mientras sigo
caminando por los límites de la tierra y del subsuelo marino, mientras una fiera
escarpada me vigila desde el fondo y la arboleda risueña protege mi intimidad,
mientras el planeta dirige su movimiento hacia la estrella más próxima y se
avista en el firmamento el juego de luces más bello y más impresionante de la
madrugada. Recojo, entonces un puñado de arena y dejo una marca de punto de
partida. Lo envío sobre el camino que la luna comienza a recoger para dirigirlo
hacia otros derroteros. La diosa lunar se ha decepcionado un poco porque no has
alabado el vuelo de sus tímidos párpados pero tiene la esperanza de que la tendrás en cuenta si te hace llegar el
camino de la niebla que porta mi mensaje.
Vigila las
corrientes cálidas que rocen tu piel el dia de hoy.
Mira a tus pies. Se
marcará el punto de llegada.
Y no te asustes si
en tu corazón… hallas la vida.
Ya es tu momento J
All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Maria Teresa Aláez García.
Published on e-Stories.org on 01/14/2008.
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